domingo, 4 de febrero de 2007

St. Jordi

En un lugar cuyo nombre no recuerdo, ni quiero recordar, se alzaba un castillo medieval en lo alto de una colina. En el pueblo vivían las más bonitas doncellas desconsoladas y aburridas porque no tenían vía digital, todos los fines de semana se juntaba todo el pueblo en el bar para ver el fútbol, por cierto; ayer ganó el Real Madrid: 5 – 1 al Sevilla.
Un buen día, según se mire y para quién, como todos los años vino el F.C.Barcelona Dragons al pueblo con la mascota, un dragón y las cheerleaders, alegrando la vida a los jóvenes y no tan jóvenes del pueblo.
El partido se celebró el domingo siguiente, ¿Quién ganó?, no tiene importancia, lo importante eran los descansos, nadie sabía muy bien porque era, pero el estadio se llenaba de flashes de cámaras de fotos y se ponían las videocámaras en funcionamiento.
Al finalizar el partido los jugadores y las cheerleaders volvieron a Barcelona.
El Rey estaba contento de ver como su pueblo se volcó con el partido así que se planteó formar un equipo de fútbol, el problema era que sólo tenía una hija, la cual le vino emocionada diciéndole a su padre que quería ser cheerleader, lo que le hizo recordar a su majestad que todavía no había cenado:
-Llamaremos a Telepizza, dijo.

A la mañana siguiente la princesa no se hallaba en sus aposentos, las doncellas encontraron una carta que decía:
Me voy con “Los Dragons” de cheerleader, me alquilaré un piso en Barcelona cerca del estadio, me llevo el móvil.

El Rey, angustiado por la situación no sabía que hacer.
-Oh! Señor, pobre de mi, ¿Qué haré sin mi pequeña?, sola y perdida por aquellos lares, si por lo menos hallara la forma de comunicarme con ella…
De repente, solo una cosa llenaba su pensamiento ¿Cuándo saldrá el disco de Enrique Anaut? Y sin perder más tiempo llamó a la única persona que podía ayudarle, al más famoso, al mejor que había en ese terreno: Indiana Jones. Sí, él le ayudaría a encontrar a su hija, pero cuándo llamó, le dijo Torrente que Indiana estaba muerto, el Rey apenado le dio el pésame y añadió: Que Dios lo tenga enterrado. Entristecido por la fatal noticia decidió hacerle una visita a su hija en Barcelona para preguntar qué podía hacer para encontrarla.

Caminando por las Ramblas se encontró con los tres cerditos (leerse “els 3 Porkets”) y preguntó al que parecía más listo si sabía dónde estaba el edificio de enfrente, pero ninguno le supo contestar, al verse solo y perdido en la ciudad condal decidió llamar a su hija al móvil para que viniera a buscarlo, pero al no saber explicar dónde se encontraba, la princesa decidió organizar una partida para ir a buscar a su padre, y la que lo encontrase se casaría con el.

Se presentaron jovencitas casaderas de 65 a 75 años con todo tipo de artilugios para encontrarlo, las normas sólo permitían: un pintalabios, un rimel, un esmalte de uñas, un spray antivioladores, un móvil, un tampax y un preservativo.

Se dio la salida y comenzó la búsqueda, daba miedo ver aquello, el mismo miedo que sintió el Rey al ver aquella jauría de mujeres acercándose a el con los ojos en blanco, al pobre hombre le faltaba terreno para salir corriendo. Y corriendo corriendo, llegó al barrio chino de Barcelona dónde se estaba celebrando el año del dragón. Vagando perdido por aquellas calles, conoció a un amable grupo de cuatro chinos que con gran amabilidad, Katana en mano, le invitaron a entregarles todas sus pertenencias. El Rey, claro está, se negó a entregarles el reloj de los “Looney Toones” que tanto le gustaba y empezó una calurosa discusión, pero el Rey no podía con ellos, eran demasiados para uno solo, y justo en ese momento apareció Chan Yon Li, un joven chino que tumbó a los cuatro delincuentes en un abrir y cerrar de ojos. Al ver la proeza del joven, el Rey, tuvo claro que se le caían los pantalones y que el joven se lo presentaría a su hija, de pronto recordó que le perseguía una jauría de mujeres sedientas de dinero y riquezas que el Rey poseía y que no quería compartir con ninguna de ellas, así que le propuso al joven Chan Yon Li que le ayudara deshaciéndose de ellas tan buenamente como pueda, tras aceptar su petición y coger el cheque que le ofrecía el Rey con una suma de 6 ceros, el joven se puso manos a la obra, el joven se puso en posición de ataque y espero pacientemente a que llegase hasta la mujer mas lenta, cuándo llegó la última las demás estaban jugando al tute o al parchís, hablando animadamente con el Rey y el joven Chan Yon Li que entre los dos convencieron a las mujeres que lo dejasen tranquilo a cambio de que el joven Chan Yon Li les deleitara con un “strip tease” , las mujeres aceptaron encantadas y sentadas en el suelo empezó el show, de pronto apareció una música sensual que nadie puso, pero como pasa en las películas, la música se pone sola, aquí no iba a ser menos…
Cuándo terminó el “strip tease” las mujeres aplaudieron mucho y le metieron billetes por el tanga a Chan Yon Li, que había cumplido con su majestad librándole de aquellas mujeres, el Rey, en deuda con el joven decidió invitarle a cenar aquella misma noche, Chan Yon Li aceptó encantado cuando vio a la hija del Rey, ésta preocupada por su padre, se fundió en un abrazo con el joven Chan Yon Li al que lo calificó como chico encantador.
Desde aquel momento había nacido en ellos algo que nunca antes habían experimentado, un sentimiento mutuo que les unía, los tres estaban enganchados a Gran Hermano y se pusieron a discutir sobre todos los personajes que entraron hasta el momento, que si pepito es mejor, que si debió ganar fulanito…

Al día siguiente, cansados de discutir, decidieron dar un paseo por el Paseig de Gràcia de Barcelona y hacer algunas compras en el Corte Inglés, de allí se fueron al Mc Donalds a comer algo, a todos les hacía ilusión los regalos que les podían tocar con el maxi burguer de la película “Buscando a Nemo”. Al Rey le tocó la tortuga, a Chan Yon Li te tocó el Padre de Nemo y a la Princesa le tocó el pez azul (ver la película: “Buscando a Nemo”).

Luego se pasaron por un ciber-café a mirar el correo y echarle un vistazo a:
http://www.freewebs.com/yurian (Esto sí es lo que parece, publicidad subliminal XD) la página web del autor de este fantástico relato de Chan Yon Li, y aquí acaba la historia de Chan Yon Li y su aventura en la ciudad condal.

Bueno, y lo típico de todos los cuentos, fueron felices y comieron rollitos de primavera con palillos chinos XD.

Hanson y Greta

En el claro de un bosque espeso, había una casa en la que vivían: un leñador, su mujer y sus dos hijos, Hanson y Greta. Los niños, de 12 años ambos, eran de lo mejorcito, los hijos eran unos vagos. Vivían juntos y se llevaban como cualquier familia normal, la madre se tira al cartero y el butanero, el padre un borracho empedernido y los dos hermanos como el perro y el gato, hasta que un buen día, el padre, que no tenía alcohol, quedó sobrio y presenciando una de las habituales peleas de los chiquillos dijo: -Me cago en la puta, los 2 fuera de casa.

A la mañana siguiente se levantaron temprano y el padre los llevó por el denso bosque con la idea de perderlos, pero Hanson, que era muy listo fué tirando trocitos de pan por el bosque para poder volver a casa cuando se hiciera de noche, pero cuando se giró vió al guardabosques que estaba poniéndole una multa por ensuciar el bosque, cuando el guardabosques se fué y después de pagar la multa, el padre le dió una manta de hostias por gracioso, le dió palos hasta en el carné de identidad. -Has visto subnormal, por tu culpa acabo de quedarme sin los pocos ahorros que tenía para sobrevivir, dijo el padre.

Siguieron andando unos cuantos metros más hasta que el padre dijo: -Quedaros aquí hijos, que voy a cambiarle el agüa al canario. Greta, que era muy lista dijo: -¿Qué? -Voy a mear. -¿Eh? -¡¡¡Tengo el meao en la punta!!! -¡Aaaah! papi, haber empezado por ahí. -Diós mío, ¿que pecado he cometido para tanta penitencia?, es más tonta que llamarle a un burro Gervasio.
Cuando el buen hombre volvió de mear se encontró que los gilipollas de sus hijos no estaban allí donde les dejó, pero en su lugar encontró una nota en un árbol enganchada con celo (porque en esta historia no le hacen daño al medio natural que les envuelve, salvo las 4 hectáreas de bosque que se quemaron en el cuento de los 7 enanitos, pero esa es otra historia), en la nota ponía: Papá, esto es muy aburrido, no hemos desayunado y tenemos hambre, nos vamos a casa.

Al padre le hizo mucha ilusión que le hubieran dejado una nota y dijo: -¡Me cago en la madre que los parió!, ¡hijos de puta!, Cabrones, desgraciados, etc...

Una mujer mayor que pasaba por allí, al sentirle rezar en hebreo se acercó a preguntarle que le pasaba, el hombre le contó lo ocurrido y le explicó que no sabía regresar a casa. La mujer le preguntó si sus hijos iban a la escuela, y el hombre le dijo: -Siii... Hanson es más vago que la chaqueta de un guardia, y Greta sólo sirve para estar tumbada y escuchar música. Tardó la vieja en decidir quedarse con el padre, total ya estava gordo, no tenía que cebarlo. De camino a casa de la vieja, el hombre le preguntó que a que se dedicaba, y la mujer le dijo que un día le tocó la lotería y desde entonces no pega golpe, el hombre pensó, ¡coño! esta tia tiene pasta.

Caminando caminando llegaron a la casa de la vieja, era una mansión construida con tabletas de chocolate y adornada con chucherías, el hombre pensó: Mira en que se gasta las pelas la puta vieja, esta casa va a durar menos..., la mujer tiene menos inteligencia también, la pobre está senil. Y es que el hombre tenía razón ¿a quién se le ocurre hacer una casa de chocolate?, si hace mucha calor se derrite, y si llueve se derrite, así que... en fin, el mundo está lleno de gente rara. Volviendo al cuento, entraron en la casa y por dentro era igual que por fuera, con caramelos y chocolate por todas partes, los muebles, las figuritas del jardín perfectamente talladas que parecían personas aterradas, hasta las chucherias eran de chuchería, todo menos el horno, un horno negro con más mierda que el rabo de un oso, posiblemente cuando lo compró era de otro color. -¿Por qué no lo limpia, abuela? Dijo el hombre, y la mujer respondió: -Así le da sabor. La mujer cogió un metro y empezó a medir al hombre, puesto que el horno no era muy grande. El hombre, que no hera tonto y de seguida se dió cuenta de lo que tramaba la amable abuelita le dijo: -No se moleste usted buena señora, me apaño bien con estos pantalones. La mujer esbozó una sonrisa y le pidió amablemente, escopeta en mano, que se introdujera en el horno, el hombre, que era un poco corto no acertaba a meterse, la vieja cada vez se cabreaba más, hasta que le dijo: -¡Mira inutil, que eres más inutil y no naces, se hace así!

La mujer introdujo la cabeza y el hombre se remangó y le pegó tal patada en el culo que le dejó dentro la zapatilla, la vieja, que por cierto es la bruja mala del cuento, se introdujo por completo en el horno y al instante murió, y la ridicula casa de chucherías se convirtió en un palácio, las figuras de caramelo del jardín se convirtieron en gnomos de jardín y el hombre pasó a heredar toda la fortuna de la malvada bruja, contento, al hombre ahora se le puede ver por las noches de Ibiza de fiesta en fiesta y buscando al cabrón que le rompió la mochila repitiendo una y otra vez: ¡Ese Pocho, ese Pocho, eh, eh!


•Cualquier parecido con esta história es pura casualidad.
•Si después de leerla tiene dolor de cabeza, consulte a su farmacéutico.
•No abuse de los fármacos ni los utilice indebidamente si no quiere acabar como yo.

Els 3 porkets

Estaven els 3 porkets a la seva habitació jugant amb la Play Station2 i escoltant les romàntiques i pacifiques cançons de l'Eminem.

Mentres que el petit jugava amb la "play" els dos germans grans s'estaven barallant. Farta de tant xivarri, la mare dels 3 porkets, va entrar a l'abitació dels porkets amb el seu discurset de sempre desturbant la pau que hi regnaba.

Farts de que la seva mare els molesti i no els deixi mai veure en pau els "Teletubbies" van decidir anar-se'n de casa tots tres, així ho van fer, al matí següent bén d'hora, ( a les 13:00 am ), es van aixecar sense fer soroll per no despertar la mare, que era a la cuina fent el menjar.

Quan van sortir de casa, es van acomiadar de la mare i ella els hi va dir que no creuesin el carrer que era molt perillós i que passaven molts cotxes. Els 3 porkets es van quedar en el portal sense saber que fer, però al final van decidir donar un volt per la Rambla de Barcelona, per on no pasa mai un gat. Allí és van trobar amb un llop marroquí que buscava papers. Estàs de sort li van dir els porkets, ens hem escapat de casa nostre i hem portat paper higienic, té.

El llop marroquí, que es deia: Ali-oli, molt agraït per que li havien donat paper, va convidar als 3 pokets a que li donessin tots els diners que hi portaven al damunt i va marxar. Es feia de nit i els porkets començaven a tenir gana, van decidir tornar a casa, i així ho van fer, contents per haber trobat un amic nou, despullats i morts de fred, quan van arribar a casa la mare els va renyar per no haber-li fet càs i per haber-se escapat sense endreçar primer la seva habitació.

Quan els 3 porkets li van explicar a la mare el que els hi havia passat, la seva mare no és podia creure que s'havia descuidat de comprar el pà.

I vet aquí un gos, vet aquí un gat, aquest conte s'ha acabat.